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¿De un tiempo para acá has notado la aparición de rollitos de grasa en tu cuerpo, cansancio al recorrer distancias cortas o hacer algún tipo de actividad física? ¿La ropa te queda más ajustada o has tenido que comprar tallas más grandes?
De ser así, es importante que sepas qué es el IMC y cuáles otros indicadores ayudan a medir y valorar la evidencia de algunos kilos de más y que ofrecen una idea general y básica de tu estado de salud.
¡Lee hasta el final!
¿En qué consiste el IMC?
El IMC o índice de Masa Corporal es el indicador más conocido para valorar el peso de las personas.
Para determinarlo se aplica la siguiente fórmula:
Peso (kilogramos) / (altura en metros)2 = IMC
Si tomamos como ejemplo una persona que pesa 120 kilos y mide 1,62 metros, tendríamos como resultado: 120 / (1,62)2 = 45.
Una vez calculado el IMC, existen algunos parámetros científicos estandarizados para determinar si tu tienes desnutrición, sobrepeso, obesidad o si, por el contrario, cuentas con un peso saludable o ideal. Estos son:
Fuente: OMS
¡Bien! Ya sabes qué es el Índice de Masa Corporal, pero, ¿y el resto de los indicadores? ¡Veamos!
¿Cuáles indicadores complementan al IMC?
Como mencionamos anteriormente, existen indicadores complementarios para ofrecer una idea general sobre tu salud, entre estos:
- Circunferencia de cintura: este método consiste, como su nombre lo indica, en medir el diámetro de tu cintura, ya que se ha comprobado que la grasa acumulada en esta zona es la que genera con mayor frecuencia problemas cardiovasculares.
- Datos bioquímicos: estos se obtienen a través de pruebas de laboratorio que indican los niveles de colesterol (grasa), glucosa (azúcar) y algunas hormonas que puedan incidir en el peso.
- Presión arterial y ritmo cardíaco: estos indicadores ayudan a hacer una evaluación más general del estado de salud, por lo cual tienen un rol complementario.
- Porcentaje de grasa corporal: se mide principalmente por medio de los pliegues de la piel, es decir, de los rollitos de grasa que aparecen en tus brazos, abdomen, muslos y espalda. Para más precisión se usan instrumentos de bioimpedancia e incluso resonancia magnética.
¿Qué tan confiables son estos indicadores?
Indicadores como circunferencia de cintura, datos bioquímicos, porcentaje de grasa corporal, presión arterial y ritmo cardíaco son los más utilizados, debido a su bajo costo y facilidad para implementarlos.
Sin embargo, los resultados arrojados por estos simplemente miden evidencia y el estado de salud actual, pero no van al origen de los problemas e, incluso, sus números no son absolutos.
Recuerda que estos indicadores son estandarizados, por lo cual para llegar a una conclusión sobre sus resultados, primero, necesitamos tener presente las características de cada persona.
El IMC, por ejemplo, solo toma en cuenta la relación talla peso y analiza la masa corporal como un todo, sin determinar cuánto de esa masa es grasa (que es lo que realmente representa sobrepeso u obesidad) y cuánto es músculo.
En el caso de circunferencia de cintura, solo toma en cuenta aspectos evidentes y les asigna un número específico que sirve como referencia y estadística, pero sin considerar la genética y otros factores individuales.
Lo mismo sucede con la presión arterial, el ritmo cardíaco y el porcentaje de grasa corporal: son medidores de evidencias.
Entonces, ¿cómo llegar a una conclusión certera sobre tu peso?
Ahora que sabes qué es el IMC y, a la vez, conoces otros indicadores, puedes hacerte una idea sobre tu estado de salud. El siguiente paso es determinar el origen de estas medidas. Si tu IMC es muy alto o muy bajo, la genética puede ayudarte a entender las causas y soluciones.
Estudios demuestran que entre el 40% y el 70% de los casos de sobrepeso y obesidad están asociados a factores genéticos del individuo, que influyen tanto en su proceso metabólico, como en la producción de hormonas que inciden en la sensación de saciedad.
Esto demuestra la importancia del test genético. Este análisis se realiza de una forma muy sencilla, a partir de una porción de sangre o tomando una muestra de saliva.
Con esta muestra es posible analizar tus genes, para determinar cuáles y cuántos factores de predisposición – asociados al sobrepeso – están presentes, para luego poder aplicar un plan de nutrición y hábitos a la medida.
En conclusión, la medicina personalizada utiliza el estudio genético como herramienta para conocer los motivos de desórdenes como la obesidad y desnutrición, así como de la dificultad para controlarlos, otorgando al especialista información valiosa para diseñar un tratamiento hecho a medida, adaptado a las necesidades y características genéticas específicas del individuo.
Usando la fórmula de calculo del IMC, puedes decidir si el análisis genético puede ayudarte a mejorar tu salud.
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Una respuesta
Muy instructivo contenido. Ojalá sigan publicando más.